viernes, 30 de septiembre de 2011

el vidrio


 Veinte años atrás, los envases de vidrio eran los reyes absolutos del mercado. Nadie se asombraba de tener que ir de compras cargado de botellas vacías de vino o gaseosas para cambiarlas por un envase lleno. Entonces, el reciclaje post-industrial era prácticamente inquebrantable, excepto, claro, cuando la botella se rompía. Hoy los envases de plástico han sustituido a los de vidrio a tal punto que ya nadie ve cargando al vecino la pesada bolsa con envases, camino al supermercado. Conclusión: la cadena de reutilización que se daba automáticamente, se quebró.
Con este panorama, las mismas fábricas de vidrio tuvieron que implementar planes para recuperar el vidrio que producían. Y como la recolección clandestina se tradujo en problemas impositivos para las empresas, hubo que apostar a un reciclaje legal. La colocación de contenedores en las principales esquinas de una ciudad es un sistema que ha tenido un mediano éxito debido a que no todas las personas se mueven hasta los contenedores para participar del proceso de clasificación, y en algún se presentaron quejas por los ruidos molestos que se producían cada vez que se descargaba el contenedor sobre el camión recolector. Una campaña de concientización bien planificada reduce el rechazo a cualquier plan de reciclado.

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